Salud, conflicto y orientación


Estadísticamente uno de los focos más importantes de fuente de conflictos familiares está vinculado con la salud. Cuando hay un familiar enfermo todo el sistema familiar se altera, por muchas razones, no sólo por la enfermedad en sí, sino por las implicaciones que toda enfermedad tiene: Cuidados, gastos, estados de ánimo, cambio de roles, etc.


Cuando son situaciones de enfermedades pasajeras, aunque se produce una alteración, suelen ser como la dolencia, esporádicas.

El problema mayor se vincula con dos tipos de enfermedades:

En primer lugar, las que son invalidantes y precisan de mucho cuidado. Los enfermos dependientes obligan al círculo familiar a asumir compromisos que, en algunos casos, exceden sus posibilidades y fuerzas emocionales. No todas las familias están en condiciones económicas para contratar a personal auxiliar de salud, para que acompañe en la casa a nuestros enfermos. Lo que es más habitual es que la familia termina haciéndose cargo.

Los cuidadores de enfermos suelen sufrir de una gran cantidad de problemas relacionados fundamentalmente a la dependencia que el enfermo tiene de ellos. Tienen poco descanso y si la familia completa no se organiza, la tendencia es que la tarea termina en las manos de una sola persona, y que en general en los hogares, son las mujeres.

Si la enfermedad es permanente, es habitual que surjan conflictos domésticos, especialmente entre los que no cuidan a los enfermos con los cuidadores. Es más o menos común, por ejemplo, cuando un hijo es afectado por una enfermedad invalidante, que muchos varones, terminen yéndose y dejando a sus esposas solas con la carga de cuidad a un niño dependiente por salud. Es cruel e inhumano, pero ocurre más veces de las que me gustaría establecer. Por esa razón, quienes tienen la dificultad de encontrarse en una situación de un familiar dependiente por salud, deben pedir ayuda a un profesional de la orientación familiar para que les ayude a generar mecánicas y rutinas que no afecten la relación familiar.

El segundo problema tiene que ver con los costos. Cuando los costos de salud son onerosos, todos los miembros de la familia se ven afectados. Los ingresos se hacen poco cuando hay una enfermedad y si esta es de larga data. Por la misma razón se necesita orientación familiar y en algunos casos, asesoría financiera para buscar fórmulas adecuadas para palear la situación.

Enfermedad y familia son una combinación explosiva, que amerita la ayuda de un profesional de la orientación, y no cuando existan problemas, lo ideal es desde el comienzo, para prevenir situaciones a futuro.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez

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